¡Oh! Pandora hoy te escribo agradeciendo tus males
A ti caprichosa mujer guardiana de los pesares
A ti que nos has brindado la dicha de poder pecar
A ti que me has devuelto la oportunidad de amar
Te agradezco por hacer mío de tus males el mejor
Aquel sentimiento divino al que has llamado amor
La más fuerte de tus armas y también la más dañina
Aquel pecado divino por el cual el mundo camina
Que ha causado guerras y tragedias, que fecunda en el hombre el mal
Que lo sega, que lo ata, que lo convierte en animal
Que te envenena y te enferma, que te puede hasta matar
Que te libera y que te llena, y que te deja volar
Sentimiento completo, confuso y caprichoso
De sufrimiento y llanto, de alegría y gozo
Agradezco ser el elegido del tesoro de tu caja
De poseer la enfermedad que el corazón amortaja
El mal que te deja quieto de tanto vibrar
Que te destruye la mente de tanto imaginar
La peor enfermedad que ataca al corazón
Y no puede ser detenida por la fuerza o la razón
La única que para matarlo no lo detiene
Sino que lo acelera tanto que al final lo rompe
Que te da tanta vida que finalmente te mata
Que te entrega la dicha y luego te la arrebata
¿Quién dice que el mal no hace bien? Esto muestra lo contrario
Por este mal tan vendito ahora soy un santuario
Que guardo dentro de mí, tu pecaminosa divinidad
Y que en los pecados cometidos ya no hallo maldad
Pues mis pecados son lo vivido, son todo lo disfrutado
Son tan solo espejismos de mi amor apasionado
Que gracias a ti he vivido y he tenido que sufrir
Por los cuales ahora mismo puedo volver a sonreír.
Pancho
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