Cuantas mascaras para este carnaval… cuantos encantos y maleficios… la palabra reina de la oclusión, el silencio dueño del pensamiento, el pensamiento objeto del engaño… el engaño reino eterno del ser… sombras deambulantes en vaivenes errantes, huellas escondidas de callejones y encrucijadas… creer; la sabiduría del ignorante… dudar; el infortunio del sabio…
Alivio para las mentes las dulces frases de sus verdugos, tibio abrazo del inocente condenador a los castigos, beso en la majilla para recibir la puñalada, el golpe se siente en el pecho aunque llega por la espalda…
La armadura necesaria para cubrir nuestras faltas… mi palabra casi sincera atacando a quien la recibiera, mi cuerpo bajo los ropajes lanzando gritos salvajes, exterior inamovible, apariencia indestructible… prejuicio, condena, ruptura, ambición… endeble fortaleza, realidad de vergüenza, despiadada similitud al perderse entre la multitud, corazón lleno de añoranza perdido entre la eterna venganza…
La mirada escondida tras cristales, el maquillaje centellante ante las luces, un poco más de trabajo, un engaño más complejo… manipulación… títeres y titiriteros, borrachos y cantineros… lo que a una palabra no se le puede pedir dos lo podrán conseguir, es tan solo saber cuándo y cómo decirlas, solamente elegir las victimas para atestarlas… la fuerza de la espada para defender con furia, la sabiduría de la pluma para asegurar la gloria… todos caen del maestro a sus pies… tarde o temprano todo se pone al revés…
La cumbre y la incertidumbre paseando por lúgubres campos, con atención se ven tras los disfraces los verdaderos harapos… se ha cortado la cabeza del más hábil bufón, se atrevió a demasiado cuando el solo entro en el cajón, ahora el rey le hecha tierra esbozando una carcajada, quiso ser demasiado y ahora ya no es nada… aposto todo en una sola mano creyendo su suerte sin fin, y de su noble indumentaria no quedo ni el arlequín…
La máscara, la armadura, la espada, la pluma… todas en un solo acto que las domina desde la cuna, siempre hay ganadores en este baile de disfraces pero también hay quien pierde al jugar más de cuatro haces… no es apuesta segura, el tiempo no todo lo cura, la victoria no es comprada ni en la sangre la derrota está marcada… ninguna artimaña nunca nada ha podido asegurar, no se puede aprender a perder sin intentar siempre ganar… todo se resume ahora a aquel ojo que mira… ¿Quién se atreve a decir que es verdad y que mentira?
Pancho.
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