martes, 9 de agosto de 2011

Aun en su adiós…


Llego sin ser llamada, como una intrusa. Colándose por la rendija estrecha abierta por el viento en la cerca del jardín, deslizándose silenciosa en la noche por la apertura de una ventana mal cerrada. No se sentía de principio. Sus golpes no eran tan fuertes, su presencia pasaba desapercibida. Poco a poco su esencia fue bañando las paredes, pudriendo la madera, opacando la luz. Las sonrisas se hicieron mudas, las palabras molestas, el tiempo eterno, el llanto sordo y la esperanza lejana. Ya no quedaba ni el rastro de lo que un día fuese alegría. El movimiento era nulo. Su poder absoluto… El polvo lo cubrió todo, el humo nunca se disipo, solo sonaba, cada vez más triste. La misma vieja melodía, esa canción entonada alegremente hace inmemorables lunas… Tal vez el tiempo no fue tanto, tal vez en la ventana aun brillaba el sol, tal vez y solo tal vez se podía evadir la realidad… Pero la muerte rondaba cerca, maldita enfermedad, maldita perdida, maldito desamparo. Llego sin ser llamada, como una intrusa… Maldita soledad… Remotos los tiempos de la lepra, de la plaga, de la guerra. Consumidos ahora en un solo ser, en una sola maldición, en un abismo espectral, en una sola oleada de melancolía. Ayer yacía su cuerpo en un rincón empolvado, un cigarrillo tembloroso en su mano y una sonrisa demacrada para ser vista solo por su silencio… por su única compañía… por la intrusa soledad. Hoy yace su cuerpo en un panteón, entre las tumbas de barro de aquellos sin nombre… Sin flores, sin plegarias, sin una visita lejana… solo con esa pálida sonrisa que aun en su adiós nos regaló. Ella se quedo allí, como la intrusa que siempre será… pero su sonrisa no la mato ni la maldita soledad…

Pancho.

1 comentario:

  1. para uno de esos heroes deskonocidos ke mas de una vez nos salvaron kon tan solo una sonrisa... gracias amigo Facha... ya nos veremos por ahi...

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