lunes, 23 de abril de 2012

Mantas frías. Sonrió.


Atraigo al frio y a la tragedia.
Me rio de ella entre dientes titilantes.
Abrigo mi cuerpo con mantas húmedas.
Y a mi alma la caliento con canto y poesía.

El humo me rodea y se convierte en neblina.
Mi olor es tierra seca, infértil, sin cultivo.
Sonrió, aun sonrió.
Y ¿por qué sonrió?
La verdad no sé por qué sonrió.
Pero sonrió.

Desperezan mis días.
Y me encuentro a mí mismo divagando en pensamiento.
Paseando por llanuras de cuento
En la alfombra de un estudio.

Distan las cercanías que ayer eran mías.
Distan aun las cercanías que hoy son mías.
Dista la cercanía incluso de otros
Que también soy yo.

Pero aun sonrió.
Salgo, salgo y sonrió.
Salgo y me golpea un rayo de sol.
Me golpea y me mata.
Otra vez muerto.
Y muerto extraño la noche.
La extraño y recuerdo.
La recuerdo y lloro.
Lloro y muero.

Pero llega.
Llega en algún momento
De mis paseos entre la alfombra.
Llega la noche y extraño la muerte.
Extraño la muerte y atraigo el frio.
Tragedia.

Abrigo mi cuerpo con mantas húmedas.
A mi alma la caliento con canto y poesía.
Sonrió.

Pancho.

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