Estoy harto de (te quiero)s desalmados
De sonrisas tan sinceras que solo quedan
en recuerdos
De fiebres, de sudores que extraño a
solas
De secuencias amatorias que siempre
acabo por abandonar.
Existen en este tablero demasiadas serpientes
Y aunque busco y busco, nunca hallo una
sola escalera
Me encuentro tan al filo de la tabla que
estoy a punto de caer
Luces al final de túneles, pero ninguna
es un camino.
Me arraigo a mi vanidad
A mis frutos marchitos
A recuerdos de éxitos efímeros
De sonrisas que nunca volverán
Me aferro a mi pluma
Me aferro al papel
A rasgar en el mí esperanza
Mis dudas y mi desdén
Me aferro a mis propias historias
Solo para revivirlas
Solo para volver a perder
Me enfrento a mi propia memoria
Pero no puedo desfigurarla
Tengo en la lengua cada vivencia
Mis tragedias son mi bien
Y recordarlas mi vida
Demasiadas noches en vela
La ebriedad ya jamás cesa
Que insano beber en soledad
Pero es qué ¿soledad y sobriedad?
Nunca se llevaron muy bien
Me alcanza un suspiro y un recuerdo
Si acaso, una lagrima para despertar
Sonrió, creo que antes ya o había dicho
Pero nunca sonreír garantizo felicidad.
Me aconsejaba un viejo uruguayo sin
saberlo
Una “Tregua” no se pude dejar pasar
Si soy “un triste con vocación de
alegre”
No puedo más que otra historia esperar.
Pancho.
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