Andar por andar y dejar de callar,
Mejor caminar al mar y aprender a nadar,
Dejar de dormir, para fabricar mis sueños,
Escapar de errores, de miedos y dueños,
Una solo decisión, la de la libertad,
Ultima prueba antes de abandonar la soledad,
Las callejuelas, las sombras, los saludos fatuos,
Mis propias huellas, los rencores y malestares grotescos,
Los abandono, con una venia y diciendo gracias,
Sin olvidar ni reprochar sus heridas y caricias,
Así como en un andén, un beso en la mejilla y una sonrisa mentirosa,
Como esa triste nube que llorando se desvanece caprichosa.
Ahora mis pesados pasos tienen un sentido.
Ahora a mi pecho lo agita un acelerado latido,
Un pie tras del otro hasta perder las fronteras,
Canto tras canto al cielo sin olvidar las penas,
Dejar atrás, ser y permitir ser, mirar al horizonte,
Allá donde se dibujara el páramo, el rio y el monte.
Y pedirlo vale más ahora que cuando llegue el momento,
Hoy que me voy a andar a favor o contraviento,
Llévate mis sueños anclados a tu ombligo para ir a buscarlos
Grita los tuyos al viento para poder escucharlos.
Deja el rastro de tu aroma para sentirte más cerca,
Y has de tu esperanza la vela que arrastre hacia ti mi barca.
Dame dos palabras nocturnas suspiradas a lo lejos,
Deja que sienta en mi espalda el calor intenso de tus ojos,
Espera que no me pierda en el ajetreado caminar,
Y si me pierdo piérdete tú también para que me puedas encontrar,
Apoya tu oscuridad en la luna que ha de servirme de farola.
Y encontraras a tu lado mi esencia que junto a ti deambula.
Pancho.
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