lunes, 6 de junio de 2011

Eco.

De algún rincón del eco de aquel Fa,
Me revela la inconstancia del olvido, del presente la estafa.
Vibran en mi tímpano aun los pasos del laberinto derrumbado
Aquellas inocentes palabras gritadas con esperanza en el olvido
Disonantes, ascendientes, incongruentes, espantosas
Como espantoso es el desaparecer de las cosas
Y ahora el eco, ahora el recuerdo, el cuadernillo empolvado en el cajón
Silencio madrugador, casi llanto, interrumpido por el vuelo de un moscardón.
Ese Fa, sonido monstruoso y eterno
Invisible, impalpable, imposible. Pasó.
¿Qué estuvo antes? ¿Quién fue el que lo entonó?
¿Por qué es recordado? ¿Por qué aun vibra en mi tímpano?
¿Historia? No, historia no…
Solo un vago tono que no llega siquiera a cuento
Tampoco recuerdo y menos aún olvido
Si acaso castigo o más bien martirio
Y si no es recuerdo ¿Cómo fue Fa?
¿Existe seguridad en que no haya sido Do?
No existe la certeza pero fue Fa, lo recuerdo en mi presente fallido
Lo sé por su vibración, por su estúpida constancia
Porque en su uniformidad está su vigor y su falencia
Está aquí aunque ya hace tiempo que se ha ido
A mi lado, en mí, dando tumbos y ya muy herido
Pero está aquí, no me ha olvidado
En el aire como el eco de aquel Fa ya sombrío y callado
Porque el polvo sobre el cuadernillo no ha borrado, no ha podido
No ha logrado desvanecer las doradas letras de su titulo
Porque para olvidar el pasado primero tendría que olvidar el olvido
Porque de la fuerza del olvido siempre llega el recuerdo a escupirnos lo vivido
Y allí estoy yo, allí entre el infierno y el limbo
En ese lugar infinito de la memoria casi muerto y sombrío
Y ese inconstante sentido en el que un mal tono ha arrojado
Descubro bajo sorpresa y desanimo, que no se ha ido, que no me he ido
Que existimos como de la memoria una broma
En un momento de soledad, de sombra y de bruma
Que aparecemos del recuerdo como del bufón la mofa
De algún rincón del eco de aquel maldito y eterno Fa.

Pancho.

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