Esperan el momento,
Sonríen,
Esa sonrisa de los que lo han perdido todo, y conservan las medallas.
Te acompañan desde la declaración guerra,
Esa guerra a sangre fría, donde no hay banderas blancas,
Donde no hay piedad.
Esa guerra a sangre fría, donde no hay banderas blancas,
Donde no hay piedad.
Un niño sin color,
Una lágrima que sigue viva,
Te recorre,
Rasga tus vestiduras.
El alma.
El alma que no tiene fe,
Que Dispara los recuerdos,
Que Susurra para ti bellas historias,
Que te canta funerales.
Que te canta funerales.
Ellos te interpretan,
Te dibujan,
Ahora eres papel y tinta,
Ahora eres su lienzo.
Sudor frio,
Pesadillas de ojos abiertos,
Una ráfaga de golpes externos calla a los inquilinos un instante,
Sonríes,
Corres.
Se abre el portón,
Observas con mortal detenimiento otras guerras,
Otros mundos y otros dolores.
Buscas refugio.
Las voces de tu miedo ganan las batallas,
Te devoran,
Te destruyen,
Te destruyen,
Palideces y tiemblas,
Pierdes naturalidad.
Nervios,
Pierdes naturalidad.
Nervios,
Convulsiones,
Sudores,
Miedos,
Catástrofes internas.
Sudores,
Miedos,
Catástrofes internas.
Tomas el arma,
La cargas,
Un vacío y un silencio que estremecen,
Ya no hay dolor,
No hay más tiempo,
No hay más nada.
No hay más tiempo,
No hay más nada.
Se han marchado,
Te han dejado sin paisajes.
Te han dejado sin paisajes.
Murió la guerra,
La de tu mundo.
Ahora observas el escenario,
No queda nada,
Solo un cuerpo inerte.
Ya no hay nada,
Ya no hay nada,
Solo tu cuerpo.
Solo las migajas de tu guerra.
Solo las migajas de tu guerra.
Marlon M.
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