lunes, 21 de marzo de 2011

Del recuento solo sigue el camino.

Ni en la sangre en las rodillas por las caídas suscitadas.
Ni en las agujas del reloj por el tiempo oxidadas.
No en los lamentos ni en las cicatrices.
Tampoco en las rasgaduras ni en los matices.
Un recuento abstracto no sería coherente en el desdén.
Es mejor el recuerdo antes de llegar al andén.

Caída no es rendición y sacrificio no es muerte.
Seguir con la cabeza arriba no ha sido cuestión de suerte.
Clavos en los costados calando el profundo respirar.
Callos de pies cansados amigos del deambular.
Cara sucia y marchita por el paso de los días.
Sonrisa pura y sincera en presentes de melodías.

Y el tiempo pasa enemigo de la juventud.
Pero no logra llevarse del corazón la pulcritud.
De quien sueña anhelante en seguir su camino errante.
De aquel con noble semblante que mira siempre adelante.
Porque el camino es largo y el sendero confuso.
Y aún quedan fuerzas para enfrentarse cara a cara al intruso.

Así se cuenta la vida desde la perspectiva del sueño.
Sin caminante no hay camino pues el viajero es su dueño.
La cara sucia y la sonrisa a medias rota.
Ni el polvo ni las caídas a su alma aventurera agota.
Así pues de la vela aún queda será para ser consumida.
Para la flama de una vida que solo quiere ser vivida….

Pancho.

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