Perdía su inocencia y se decrepitaba,
se disolvía con el tiempo,
dejaba que el matiz de los encierros la corteje,
se disipaba como en agua.
Perdía la memora a cada instante,
dejo ya de esculpirme las tristezas,
dejo de interpretar lo cotidiano,
dejo ya de volar con rumbo al sur.
Una noche se digno y me dio respuesta,
fue la noche en que volví a desentender,
solo somos formas y alaridos,
somos pacto, somos sombras y piedad.
Cuando empezó a dejarlo todo?
cuando nos dejos de interesar?
descubrimos sangre entre la sangre,
disecamos la conformidad.
Esos ojos del color del odio,
interminables y discretos,
tan solos,
tan heridos,
tan cansados de esperar.
Una celebre canción que desespera,
entro en pánico,
me entrego a mis desgastes,
no me desemboco en mis errores,
no le temo mas a los demás.
Déjame caer,
que no encuentre aliento,
que me desentienda,
que desaparezca si me ves,
que muera en mi locura,
que me dejen ser verdugo e inmortal.
Música,
música inconclusa,
que vivió lo que no pudo,
que también se desenamoro.
Una intensa voz que me acompaña,
un escenario opaco y desgastado,
un intento de salvar la noche,
un constante cambio en la ansiedad.
y fuimos hechos de la misma tierra.
Marlon Mendieta.
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