Me
pregunto el señor
Elegante
con traje y corbata
Barba
bien cortada y sonrisa fingida
¿Es
usted el que se autoproclama loco?
Si
ese soy yo, respondí serenamente
Tomó
asiento muy descarado y me preguntó
¿Cómo
sabe usted que está loco?
Y ¿Cómo
sabe usted que esta cuerdo? Le pregunté
Pues
porque estoy cuerdo o es ¿qué no lo ve?
Y yo
estoy loco o es ¿qué se le escapa?
Créame
a mí no se me escapa detalle
No
señor eso lo veo, lleva usted muy buen talle
Si
acaso se le escapará la perspicacia
No
entiendo de qué habla, dijo el del terno.
¿No
ha dicho usted que no se le escapa el talle?
Detalle
ignorante.
Pues
yo lo veía de talle y aparte conocedor
Pero
si usted lo dice pues allá usted.
¿Qué?
¿Qué
de qué? Mire señor sea claro.
¿Claro?
Pero si no puedo ser más claro.
La
verdad si podría, no será moreno pero blanco tampoco es
¿De
qué está usted hablando?
Pues
de lo claro que es usted
Y usted
es entonces un charlatán
Que
gusta de tomarle el pelo a la gente decente como yo
Lo
de charlatán no se lo niego señor, me encanta la charla
Pero
lo de tomarle el pelo….
Las
artes de la peluquería jamás me han llamado la atención
Ni
a la gente de Cente ni de ninguna otra parte
La
verdad es que el pelo grasoso como el suyo
Me
asquea un poco.
¡No
le entiendo una palabra!
¿No
habla usted español mi estimado?
Por
supuesto que hablo español, sino ¿en qué idioma me he estado expresando?
Como
ha dicho que no entendía una palabra
Pues
pensé que tal vez estaría interesado en continuar la conversación en otro
idioma
No
le entiendo señor no por su idioma sino porque no dice usted nada.
Al
contrario, usted mismo ha dicho que soy muy charlón.
He
dicho charlatán…
¿Qué
acaso no es lo mismo?
Pues
no señor…
Entonces
¿Qué es un charlón?
El
que habla mucho…
Y el
¿charlatán?
El
que habla sin fundamentos
¡Ah!
Ya veo entonces él lo mismo ¿verdad?
Pues
no ¿qué no entiende usted nada?
Déjeme
decirle que de nada entiendo bastante
¿Cómo
que entiende bastante de nada?
Por
supuesto señor…
Yo
soy un experto en nada, casi un nadólogo.
Pregunte
usted, que de nada yo he de responder
Veamos…
¿De qué se compone la nada?
De
nada…
¿Qué
clase de respuesta es esa?
Pues
es de la clase predicha….
Yo
le he dicho. Pregunte usted que “de nada” he de responder
Y “de
nada” he respondido…
Pero
en ese caso no ha respondido nada…
Exactamente…
¿se da cuenta como de nada se mucho?
¡Qué
locura!
Pues
nada
¿Nada qué?
¿Nada qué?
Nada
lo cura
Si
algo lo curaría
Ya
me hubieran curado
Menos
mal nada locura
Si
no nadase tal vez agarrarían en el agua
Pero
nada, y !como nada!
Nada
locura nada, nada lejos
Nada
lejos, siempre cerca
Aquí
mismo, en mí
Señor
déjeme decirle que está usted loco
Permítame
usted decirle que se lo dije desde un principio.
Pero
no me ha creído.
Creo
que tan solo he perdido el tiempo.
No
se absurdo mi señor ¿cómo va a perder el tiempo?
¿Acaso
alguna vez lo ha tenido?
Pues
depende la hora
Entonces
es usted quien se ha perdido.
¿Por
qué estaría yo perdido?
Me
dice que depende la hora.
Si
depende el ahora o la hora
La
hora siempre es el ahora
Por
lo tanto un ahora no puede estar perdido
Pero
creo que ahora usted está bien perdido
Pero
el tiempo no se pierde…
Si
acaso de cuando en cuando se lo encuentra.
Como
cunado uno dice “es tiempo”
Puff
tiempo hallado.
Mas
nunca se lo guarda, ni se lo pierde.
¡Qué
locura!
Hombre
que nada lo cura…
Ya
se lo ha dicho ¿Acaso es usted sordo?
No
solo estoy confundido…
Qué
bien, qué bien…
La
confusión siempre está cerquita del acierto.
¿Qué
acierto podría tener yo de esta confusión?
Pues
fácil…
Podría
tener a cierto tipo de conversación que nunca ha tenido antes.
Es
usted un loco…
Otra
vez con lo evidente,
Hombre
ya olvide eso, no ve usted que del acierto puede volver la confusión…
Ahora
estoy más confundido…
No
señor ya no está confundido…
Lo
que pasa es que se está volviendo loco…
¡Loco
yo!
Por
supuesto mi señor usted se acaba de volver loco….
¡Qué
locura!
Nada
lo cura amigo mío…
Nada
lo cura…
Pancho.
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